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El juez asignará una pensión para la ex esposa en el caso de que se haya dedicado al cuidado de la casa y familia y de que sea necesario concederle un plazo para encontrar un empleo. También si tras la ruptura queda en una situación económica claramente desfavorable en comparación con la del marido. Lo más normal es que estas pensiones estén limitadas en el tiempo, hasta que la mujer se reintegre en el mercado laboral, salvo que haya hijos o su dedicación a la familia haya sido muy larga.

Actualmente la Ley reconoce el derecho a la pensión de viudedad aunque la pareja no se haya casado, aunque sí que es necesario que se hayan inscrito como pareja de hecho en el Ayuntamiento. Los trámites y los plazos son más complejos que si hubiera habido matrimonio.

Lo mejor es llegar a un acuerdo con tu ex pareja. Si no es posible, habrá que acudir a los tribunales, pero en ese caso el padre tendrá que demostrar que es capaz de atender a sus hijos y que su horario laboral es compatible con estas obligaciones. El juez decidirá anteponiendo el interés de los menores.

Los padres tienen derecho a continuar relacionándose con sus hijos tras la ruptura, aunque la guarda y custodia corresponda al otro progenitor. El convenio o la Sentencia del divorcio debe recoger con toda claridad días y horarios de convivencia con el progenitor. El incumplimiento puede tener graves consecuencias legales, por lo que en caso de producirse sin causa justificada recomendamos denunciarlo inmediatamente.

Aunque sea de tu propiedad, el juez puede otorgar su uso a la madre y a los hijos, si la guarda y custodia corresponde a ella y tu casa era la residencia familiar. Normalmente este derecho termina cuando los menores alcanzan la mayoría de edad. También puede ocurrir en el caso de que tu ex pareja, aunque no tengáis hijos, esté en una situación económica tan desfavorable que no pueda encontrar un nuevo hogar.

Dependerá de varios factores. En primer lugar, si hay hijos, de si la guarda y custodia le corresponde a ella o de si es compartida (en cuyo caso podría no tener que abonarse). La pensión debe contribuir a mantener los gastos ordinarios de los hijos: alimentación, educación, médicos, vestido, incluso el ocio dentro de un orden. Puede darse el caso de que también incluya gastos extraordinarios, como un viaje de fin de curso. Otros supuestos en los que la pensión será mayor son si existe desproporción entre la situación económica de los dos ex cónyuges, si la esposa ha sacrificado su carrera profesional por cuidar la familia…

La pensión alimenticia debe ser suficiente para cubrir todos los gastos ordinarios de los hijos: además de alimentación, ropa, colegios, médicos, ocio, etc. Pero gastos extraordinarios, o imprevistos, como pueden ser un gran viaje de fin de curso, o una comunión, deben abonarse entre los dos progenitores al margen de la pensión, salvo que el convenio de divorcio haya incluido alguno de estos supuestos en la pensión.

Lo normal es que ambos padres tengan la patria potestad. Por ello deben consensuar decisiones de calado relativas a los hijos, como la elección del colegio. Muy importante: uno de los progenitores no puede tomar decisiones a espaldas del otro sobre la educación de los menores. En caso de que el acuerdo no sea posible, habrá que recurrir al juez.

Normalmente el juez cede el uso de la vivienda familiar al progenitor que tiene la guarda y custodia de los hijos, aunque sea por entero propiedad del otro. Este derecho suele terminarse con la mayoría de edad de los hijos, pero si no han alcanzado todavía la independencia económica puede prorrogarse. Otro factor que puede suponer el cese del uso es que la ex esposa conviva con una nueva pareja.